“Alégrense, no teman”
Ambientación:
- Preparar un pequeño altar con la Biblia, una vela y un recipiente con
agua - Si tenés una imagen del Resucitado, colocala también (podés usar la
que te enviamos)
Empezamos este momento haciendo la señal de la cruz y leemos el Evangelio.Mt. 28, 1-10:
Mientras las mujeres observaban con desesperanza aquella piedra que sellaba la entrada al sepulcro, una frase las sacude y cambia la historia: «No teman, yo sé que ustedes buscan a Jesús, el Crucificado. No está aquí, porque ha resucitado como lo había dicho”
La Pascua, es la fiesta de la remoción de las piedras.
Preguntémonos: ¿cuál es la piedra que tengo que remover en mí? ¿cómo se llama esta piedra?
En este tiempo de silencio, te invitamos a encender una vela, fuego que es símbolo de un Dios vivo que vino para resurgirnos.
Escuchemos la canción: “Ser signos de amor” y meditemos en nuestra vida, ¿hacia dónde miro? ¿Contemplo ambientes sepulcrales o busco al que Vive?
Con Él también nosotros podemos cumplir la Pascua, es decir el paso: el paso de la cerrazón a la comunión, de la desolación al consuelo, del miedo a la confianza. No nos quedemos mirando el suelo con miedo, miremos a Jesús resucitado: su mirada nos infunde esperanza, porque nos dice que siempre somos amados y que, a pesar de todos los desastres que podemos hacer, su amor no cambia. Esta es la certeza no negociable
de la vida: su amor no cambia.
A vos también te dice: “¡Alégrate! ¡No temas! A vos también te invita a encontrarlo en las Galileas actuales, es decir, las “periferias existenciales”, los jóvenes que han perdido la esperanza y la alegría, los lugares donde cuesta dar testimonio, lo cotidiano que se vuelve difícil, los grupos donde Dios y la fe no tienen lugar, porque predomina la indiferencia o el materialismo, etc.
GESTO EN CASA
Te invitamos ahora, con la velita encendida, a renovar las promesas del Bautismo, que para nosotros se concretizan aún más en la Promesa del Explorador:
- Creo en Dios, Papá bueno, que nos ha dado la vida como don y nos llama a protegerla.
- Creo en Jesucristo, Hijo de Dios, que entregó su vida por amor de todos nosotros y vive en medio de nosotros.
- Creo en el Espíritu de Dios, que nos anima y nos impulsa a ser testigos
comprometidos por el Reino. - Creo en el Dios que ama a los jóvenes, que nos invita a seguirlo en comunidad, que nos anima a construir la Iglesia.
- Por eso renuevo mi promesa de Explorador: (Rezamos oración del explorador)
Para finalizar, nos hacemos la señal de la cruz con el agua, dándole gracias a “Papá/Mamá” Dios que nos sigue llamando “hijos”.